martes, 21 de junio de 2011
lunes, 20 de junio de 2011
Xabier Lizardi
IKASLEAK : Alazne,Nerea.G,Jennifer,Carlos,Aritz,Jon Ander KURTSOA : 1.E
ZONALDEA: 4. zonaldea
BIOGRAFIA
Jose Mari Agirre, ezagunagoa Zarautzen jaio zen 1896ko apirilaren 18a eta 1933ko martxoaren 12a hil zen. Euskal idazlea izan zen, batez ere olerkaria.Zuzendaritza ikasi zuen, eta Tolosako enpresa batean sartu zen lanean. "Euskaltzaleak" elkartea sortzen lagundu zuen, eta bere garaiko ekintza kultural eta polikoetan parte hartu
IDAZLANAK
POESIA
- XX. mendeko poesia kaierak - Xabier Lizardi (2000, Susa): Koldo Izagirreren edizioa
- Bihotz-begietan (1932, Verdes-Atxirika)
- Olerkiak - Xabier Lizardi (1983, Erein): Juan Mari Lekuona, Anjel Lertxundi eta Xabier Leteren edizioa
- Umezurtz olerkiak (1934, Euskaltzaleak)
- Llizardi(1975,valverde)
-
ANTZERKI
- Bi aizpak(1932, Antzerti)
- Laño ta izar (1932, Antzerti)
- Ezkondu ezin ziteken mutila (1953, Egan aldizkaria
IDAZLEAREN LANAREN PASARTE ERAKUSGARRIA
Gau luzea, gau latza
gau izar gabea;
nekez gendun ikusi
aren azkentzea.
Gau-erdian hil zaigu
amona gurea;
esku gogortuetan
dauka gurutzea
gau izar gabea;
nekez gendun ikusi
aren azkentzea.
Gau-erdian hil zaigu
amona gurea;
esku gogortuetan
dauka gurutzea
Adiskide kuttun, lagun zorigabe,
azpildu-gabeko biotzaren yabe,
onerako zabal, ederrak su-bera:
atorkit, Onuzki, gaur oroimenera!
ITURRIAK
http://www.terra.es/personal3/zuzendaria/mintegi/euskara/LIZLANAN.html
Trapagaran kalez kale natur
IZENA: Kamelia | |
 | IZEN ZIENTIFIKOA: Camellia IZENA GAZTELANIAZ: Camelia EZAUGARRIAK: Teazeoen familiako eta Camellia generoko zuhaitz edo zuhaixken izen arrunta. Hosto sinple, horzdun eta larrukara edo minzkarak, eta bakarka edo bi edo hirunaka hazten diren galtzarbeko lore handi eta ikusgarriak dituzte. Jatorriz asiarrak dira, apaingarri modura landatzen dira. 2. Delako landarearen lorea. |
jueves, 16 de junio de 2011
Biografia Miguel de Unamuno
Miguel de Unamuno y Jugo (Bilbao, 29 de septiembre de 1864 – Salamanca, 31 de diciembre de 1936) fue un escritor y filósofo español. En su obra cultivó gran variedad de géneros literarios. Perteneció a la generación del 98.
Era el tercer hijo del matrimonio habido entre el comerciante Félix de Unamuno Larraza y su sobrina carnal, Salomé Jugo Unamuno. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, obteniendo la calificación de notable en 1883, a sus veintiún años. Al año siguiente se doctora con una tesis sobre la lengua vasca.
Era el tercer hijo del matrimonio habido entre el comerciante Félix de Unamuno Larraza y su sobrina carnal, Salomé Jugo Unamuno. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, obteniendo la calificación de notable en 1883, a sus veintiún años. Al año siguiente se doctora con una tesis sobre la lengua vasca.
miércoles, 15 de junio de 2011
sábado, 11 de junio de 2011
Cuento
EL SECRETO DEL BOSQUE
NEREA GONZÁLEZ
15 DE ENERO DE 1996
Era un día como otro cualquiera en casa de los Harris. Su hija, Amy, había quedado con una amiga para ir a estudiar a la biblioteca, acordando volver a casa a las nueve.
La preciosa casa estaba situada en un pequeño pueblo al norte de los Estados Unidos. Era más grande de lo que aparentaba a simple vista y el color azul cielo de sus recién pintadas paredes le daba un inmenso toque de comodidad al hogar.
En el pueblo en el que vivían los Harris prácticamente todo el mundo se conocía. Había un frondoso bosque cercano al pueblo al que nadie se acercaba y que a todos aterraba. Allí fue donde la buscaron por primera vez, sin éxito.
A las nueve y media empezó el revuelo. Amy no había vuelto a casa, y sus padres, Paul y Dorothy Harris, no dejaban de intentar contactar con ella, pero, por desgracia, tenía el teléfono móvil desconectado, o como decía la tele operadora, ``apagado o fuera de cobertura´´.
Amy era una joven de quince años bastante alta y delgada, muy responsable e inteligente, y toda la gente del pueblo la adoraba, o eso al menos creía su familia. Era de pelo castaño claro como la miel muy brillante y tenía unos preciosos ojos azules que cautivaban a todos los que la miraban.
A la mañana siguiente todo el pueblo se enteró de lo sucedido. De la casa de la joven desaparecida no dejaba de entrar y salir gente. Entraban familiares, compañeros de clase, amigos de la familia… en resumen, casi todo el pueblo. No había nadie que saliera por la puerta sin decir algo como ``ya volverá ´´ o ``estará bien´´.
Dorothy estaba muy preocupada. Sus lágrimas la impidieron dormir aquella noche, probablemente la más triste de toda su vida. Normalmente solía ser muy alegre y comprensiva, aunque en estos momentos no lo aparentase y tenía unos bellos ojos verdes brillantes como esmeraldas. No era demasiado alta y tenía el pelo largo y rubio.
Paul era altísimo. Medía casi dos metros de altura y era ancho de espaldas. Aunque tenía el carácter muy fuerte, también solía ser sensible y trabajador. Sus ojos marrones lo decían todo sobre él: una persona sencilla y amigable.
La policía llamó inmediatamente a casa del Sr. y la Sra. Harris cuando se inició la búsqueda de su hija en el bosque. Ambos se lo comunicaron a todas las personas que se hallaban en su casa y se unieron todos a la búsqueda de pruebas sobre el caso.
Uno de los agentes se adentró en el bosque con unos cuantos voluntarios que colaboraban en la búsqueda, entre ellos la mejor amiga de la víctima, Lily Scott, que había sido la última en ver a Amy.
Lily era una joven de casi quince años de pelo negro como el carbón y ojos marrones que jugaba con la víctima desde poco después de cumplir los dos años. Era muy cariñosa y siempre estaba sonriendo, pero en esos momentos era incapaz de sonreír.
Encontraron, bien escondida entre los árboles, en el único claro del bosque, una cabaña de madera muy pequeña y de aspecto cómodo que aparentaba haber sido abandonada no hace mucho tiempo. Se llegó a esta conclusión al comprobar que había comida en la nevera, aun sin caducar, y ropa en el armario.
Mientras unos agentes empaquetaban todo lo que podría servir como prueba, otros interrogaban a los habitantes del pueblo, aterrado por el extraño suceso.
Así fue el interrogatorio a uno de los vecinos del pueblo, Philip Script:
-¿Dónde estaba usted la noche de la desaparición de Amy?
-Aquí. En mi casa. ¿Por qué me pregunta esto? Yo no he sido.
- Eso habría que demostrarlo.- dijo el agente con aires de superioridad- ¿Hay alguien que pueda confirmar su coartada?
-No. Estaba solo. Me gusta estar solo. Pero, ¿a qué viene eso? No creerá que haya sido yo ¿verdad?
-Por el momento no podemos acusar a nadie, no tenemos pruebas. Una pregunta más. ¿Le suena de algo la cabaña de la fotografía?
-Pues claro. Era de mis padres. Pasé la mayoría de mi tiempo en ella cuando era niño. ¿Qué pasa con ella? Lleva años abandonada. Querría haberla tirado…
-Acompáñeme un momento.
-Con mucho gusto.
Los dos, Philip, que estaba de tan mal humor por lo ocurrido con su querida cabaña que ni se acordaba de la desaparición de Amy, y el agente, Jake Duncan, un hombre de pelo castaño y ojos oscuros, se dirigieron a la cabaña a paso ligero. Por el camino Philip le dijo a Jake que creía haber olvidado parte de su equipaje cuando abandonó la cabaña, pero no fue a buscarlo por miedo de perderse.
Cuando por fin llegaron a la cabaña, Philip reconoció tres de las cuatro camisetas que se hallaban en el armario, y afirmó con toda seguridad que la otra camiseta no la había visto nunca.
Los agentes de policía llevaron todas las posibles pruebas que pudieron encontrar al laboratorio para examinarlas. De la cuarta camiseta consiguieron sacar una huella dactilar muy borrosa que no sirvió de mucho en el caso.
De repente sonó el teléfono en el despacho del jefe de policía.
- ¿Quién es?
- Alguien. Creo que tengo una pista sobre el caso de Amy Harris.
- Perfecto. Pero, ¿Quién es usted?
- No se lo puedo decir. Vendría a buscarme y todo el pueblo pensaría que yo la maté.
- Bueno. Cuénteme lo que sabe.
- Creo que vi a alguien con una enorme bolsa entrando en el bosque le seguí un momento y le vi entrar en una cabaña. Al de poco rato salió y tiró la bolsa a un lago cercano a la cabaña. No se nada más.
- Bien. Muchísimas gracias. Pero, ¿puedo saber quién es usted?
El que estaba al otro lado del teléfono colgó, y el agente de policía intentó rastrear la llamada, pero había llamado desde una cabina, y no quedaba ni rastro de quien podría ser.
Los agentes fueron inmediatamente al lago, junto a un montón de vecinos del pueblo, que nadie sabía cómo se enteraron de lo del lago. El hombre que había llamado tenía razón. La bolsa estaba sumergida en las aguas del lago, y, había un cadáver dentro de ella. Era Amy. Pero para saber que era ella con seguridad, sus padres tuvieron que identificar el cadáver.
- Es ella - dijo su madre, a la vez que comenzaban a caérsele las lágrimas.
La hicieron la autopsia y descubrieron que había muerto de asfixia. No fueron capaces de encontrar una huella dactilar o algo por el estilo para incriminar a alguien porque el cadáver estaba totalmente empapado y, cualquier rastro que podría haber sobre el asesino, había sido borrado completamente por el agua.
Meses después, cuando la esperanza de encontrar una prueba que incriminara a alguien desapareció, el cuerpo de policía se reunió en el despacho del jefe para decidir si se cerraba el caso o no, por falta de pruebas. Al final terminaron cerrando el caso, y el crimen se quedó sin resolver.
CATORCE AÑOS DESPUÉS
Una joven de unos treinta años de edad entró en oficina del cuerpo de policía. Era Lily.
- Tengo una pista de un caso cerrado de hace catorce años del que nunca se encontró al asesino.
- ¿Qué caso?
- El caso del asesinato de Amy Harris. Encontré esto en una caja que había en lo alto de mi armario- y sacó de su bolso una caja de cartón que aparentaba ser bastante antigua, dentro de la caja había un libro que abrió enseguida.-había quedado con alguien aquella noche así que se fue antes de la biblioteca.
- ¿Con quién había quedado? Vamos, intente recordar algo más.
- Nunca me lo dijo. Pero me dio esto. No sé de donde es esta dirección pero creo que puede ser el último sitio en el que la vieron con vida. Tome.- y le dio el papel con la dirección.
- Muchas gracias.
- Haría lo que fuera para que atraparan al asesino de mi amiga.
- Haremos lo que podamos
Se reabrió el caso por petición de Jake, un policía que ya había trabajado en el caso catorce años atrás.
El crimen pasó a la oficina de casos antiguos, y allí la agente a la que encargaron el caso, Sophie Adams, se involucró mucho en él.
Sophie Adams era una agente de policía pelirroja y de ojos castaños que conocía el caso muy bien y desde hace mucho tiempo, porque cuando ocurrió ella estaba en la academia de policía y también les interrogaron a ellos porque Amy había desaparecido en uno de los pocos días en los que los estudiantes podían ir a visitar a su familia y amigos. Era amable y trabajadora y todo el pueblo sabía algo de ella porque siempre había sido muy abierta con los demás.
Al día siguiente de que le encargaran el caso ya fue a investigar, con otros tres compañeros la dirección que Lily había llevado a la oficina un par de días antes.
La dirección era de una casa muy cercana al bosque donde en aquellos años vivía Philip, el dueño de la cabaña que se encontró en el bosque catorce años atrás. Se encontraron en la casa, en un sótano pequeño y húmedo, unas cuantas fotografías de la joven Amy pegadas en la pared.
Interrogaron a Philip y confesó haber matado a Amy y haberla tirado al lago.
Fue condenado a cadena perpetua sin opción a libertad condicional y el pueblo recuperó la tranquilidad de saber que habían encarcelado al culpable.
FIN
NEREA GONZÁLEZ
15 DE ENERO DE 1996
Era un día como otro cualquiera en casa de los Harris. Su hija, Amy, había quedado con una amiga para ir a estudiar a la biblioteca, acordando volver a casa a las nueve.
La preciosa casa estaba situada en un pequeño pueblo al norte de los Estados Unidos. Era más grande de lo que aparentaba a simple vista y el color azul cielo de sus recién pintadas paredes le daba un inmenso toque de comodidad al hogar.
En el pueblo en el que vivían los Harris prácticamente todo el mundo se conocía. Había un frondoso bosque cercano al pueblo al que nadie se acercaba y que a todos aterraba. Allí fue donde la buscaron por primera vez, sin éxito.
A las nueve y media empezó el revuelo. Amy no había vuelto a casa, y sus padres, Paul y Dorothy Harris, no dejaban de intentar contactar con ella, pero, por desgracia, tenía el teléfono móvil desconectado, o como decía la tele operadora, ``apagado o fuera de cobertura´´.
Amy era una joven de quince años bastante alta y delgada, muy responsable e inteligente, y toda la gente del pueblo la adoraba, o eso al menos creía su familia. Era de pelo castaño claro como la miel muy brillante y tenía unos preciosos ojos azules que cautivaban a todos los que la miraban.
A la mañana siguiente todo el pueblo se enteró de lo sucedido. De la casa de la joven desaparecida no dejaba de entrar y salir gente. Entraban familiares, compañeros de clase, amigos de la familia… en resumen, casi todo el pueblo. No había nadie que saliera por la puerta sin decir algo como ``ya volverá ´´ o ``estará bien´´.
Dorothy estaba muy preocupada. Sus lágrimas la impidieron dormir aquella noche, probablemente la más triste de toda su vida. Normalmente solía ser muy alegre y comprensiva, aunque en estos momentos no lo aparentase y tenía unos bellos ojos verdes brillantes como esmeraldas. No era demasiado alta y tenía el pelo largo y rubio.
Paul era altísimo. Medía casi dos metros de altura y era ancho de espaldas. Aunque tenía el carácter muy fuerte, también solía ser sensible y trabajador. Sus ojos marrones lo decían todo sobre él: una persona sencilla y amigable.
La policía llamó inmediatamente a casa del Sr. y la Sra. Harris cuando se inició la búsqueda de su hija en el bosque. Ambos se lo comunicaron a todas las personas que se hallaban en su casa y se unieron todos a la búsqueda de pruebas sobre el caso.
Uno de los agentes se adentró en el bosque con unos cuantos voluntarios que colaboraban en la búsqueda, entre ellos la mejor amiga de la víctima, Lily Scott, que había sido la última en ver a Amy.
Lily era una joven de casi quince años de pelo negro como el carbón y ojos marrones que jugaba con la víctima desde poco después de cumplir los dos años. Era muy cariñosa y siempre estaba sonriendo, pero en esos momentos era incapaz de sonreír.
Encontraron, bien escondida entre los árboles, en el único claro del bosque, una cabaña de madera muy pequeña y de aspecto cómodo que aparentaba haber sido abandonada no hace mucho tiempo. Se llegó a esta conclusión al comprobar que había comida en la nevera, aun sin caducar, y ropa en el armario.
Mientras unos agentes empaquetaban todo lo que podría servir como prueba, otros interrogaban a los habitantes del pueblo, aterrado por el extraño suceso.
Así fue el interrogatorio a uno de los vecinos del pueblo, Philip Script:
-¿Dónde estaba usted la noche de la desaparición de Amy?
-Aquí. En mi casa. ¿Por qué me pregunta esto? Yo no he sido.
- Eso habría que demostrarlo.- dijo el agente con aires de superioridad- ¿Hay alguien que pueda confirmar su coartada?
-No. Estaba solo. Me gusta estar solo. Pero, ¿a qué viene eso? No creerá que haya sido yo ¿verdad?
-Por el momento no podemos acusar a nadie, no tenemos pruebas. Una pregunta más. ¿Le suena de algo la cabaña de la fotografía?
-Pues claro. Era de mis padres. Pasé la mayoría de mi tiempo en ella cuando era niño. ¿Qué pasa con ella? Lleva años abandonada. Querría haberla tirado…
-Acompáñeme un momento.
-Con mucho gusto.
Los dos, Philip, que estaba de tan mal humor por lo ocurrido con su querida cabaña que ni se acordaba de la desaparición de Amy, y el agente, Jake Duncan, un hombre de pelo castaño y ojos oscuros, se dirigieron a la cabaña a paso ligero. Por el camino Philip le dijo a Jake que creía haber olvidado parte de su equipaje cuando abandonó la cabaña, pero no fue a buscarlo por miedo de perderse.
Cuando por fin llegaron a la cabaña, Philip reconoció tres de las cuatro camisetas que se hallaban en el armario, y afirmó con toda seguridad que la otra camiseta no la había visto nunca.
Los agentes de policía llevaron todas las posibles pruebas que pudieron encontrar al laboratorio para examinarlas. De la cuarta camiseta consiguieron sacar una huella dactilar muy borrosa que no sirvió de mucho en el caso.
De repente sonó el teléfono en el despacho del jefe de policía.
- ¿Quién es?
- Alguien. Creo que tengo una pista sobre el caso de Amy Harris.
- Perfecto. Pero, ¿Quién es usted?
- No se lo puedo decir. Vendría a buscarme y todo el pueblo pensaría que yo la maté.
- Bueno. Cuénteme lo que sabe.
- Creo que vi a alguien con una enorme bolsa entrando en el bosque le seguí un momento y le vi entrar en una cabaña. Al de poco rato salió y tiró la bolsa a un lago cercano a la cabaña. No se nada más.
- Bien. Muchísimas gracias. Pero, ¿puedo saber quién es usted?
El que estaba al otro lado del teléfono colgó, y el agente de policía intentó rastrear la llamada, pero había llamado desde una cabina, y no quedaba ni rastro de quien podría ser.
Los agentes fueron inmediatamente al lago, junto a un montón de vecinos del pueblo, que nadie sabía cómo se enteraron de lo del lago. El hombre que había llamado tenía razón. La bolsa estaba sumergida en las aguas del lago, y, había un cadáver dentro de ella. Era Amy. Pero para saber que era ella con seguridad, sus padres tuvieron que identificar el cadáver.
- Es ella - dijo su madre, a la vez que comenzaban a caérsele las lágrimas.
La hicieron la autopsia y descubrieron que había muerto de asfixia. No fueron capaces de encontrar una huella dactilar o algo por el estilo para incriminar a alguien porque el cadáver estaba totalmente empapado y, cualquier rastro que podría haber sobre el asesino, había sido borrado completamente por el agua.
Meses después, cuando la esperanza de encontrar una prueba que incriminara a alguien desapareció, el cuerpo de policía se reunió en el despacho del jefe para decidir si se cerraba el caso o no, por falta de pruebas. Al final terminaron cerrando el caso, y el crimen se quedó sin resolver.
CATORCE AÑOS DESPUÉS
Una joven de unos treinta años de edad entró en oficina del cuerpo de policía. Era Lily.
- Tengo una pista de un caso cerrado de hace catorce años del que nunca se encontró al asesino.
- ¿Qué caso?
- El caso del asesinato de Amy Harris. Encontré esto en una caja que había en lo alto de mi armario- y sacó de su bolso una caja de cartón que aparentaba ser bastante antigua, dentro de la caja había un libro que abrió enseguida.-había quedado con alguien aquella noche así que se fue antes de la biblioteca.
- ¿Con quién había quedado? Vamos, intente recordar algo más.
- Nunca me lo dijo. Pero me dio esto. No sé de donde es esta dirección pero creo que puede ser el último sitio en el que la vieron con vida. Tome.- y le dio el papel con la dirección.
- Muchas gracias.
- Haría lo que fuera para que atraparan al asesino de mi amiga.
- Haremos lo que podamos
Se reabrió el caso por petición de Jake, un policía que ya había trabajado en el caso catorce años atrás.
El crimen pasó a la oficina de casos antiguos, y allí la agente a la que encargaron el caso, Sophie Adams, se involucró mucho en él.
Sophie Adams era una agente de policía pelirroja y de ojos castaños que conocía el caso muy bien y desde hace mucho tiempo, porque cuando ocurrió ella estaba en la academia de policía y también les interrogaron a ellos porque Amy había desaparecido en uno de los pocos días en los que los estudiantes podían ir a visitar a su familia y amigos. Era amable y trabajadora y todo el pueblo sabía algo de ella porque siempre había sido muy abierta con los demás.
Al día siguiente de que le encargaran el caso ya fue a investigar, con otros tres compañeros la dirección que Lily había llevado a la oficina un par de días antes.
La dirección era de una casa muy cercana al bosque donde en aquellos años vivía Philip, el dueño de la cabaña que se encontró en el bosque catorce años atrás. Se encontraron en la casa, en un sótano pequeño y húmedo, unas cuantas fotografías de la joven Amy pegadas en la pared.
Interrogaron a Philip y confesó haber matado a Amy y haberla tirado al lago.
Fue condenado a cadena perpetua sin opción a libertad condicional y el pueblo recuperó la tranquilidad de saber que habían encarcelado al culpable.
FIN
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